miércoles, 16 de octubre de 2013

Cachorros en venta



El dueño de un negocio estaba clavando un cartel sobre la puerta que decía: “Cachorros en venta”. Carteles como ése atraen a los niños pequeños y, como era de esperar, pronto apareció un chiquito.
-¿A cuánto va a vender los cachorros? –preguntó.
El dueño del negocio respondió:
-Más o menos entre treinta y cincuenta dólares.
El chiquito buscó en el bolsillo y sacó un poco de cambio. –Yo tengo 2,37 dólares –dijo. ¿Podría verlos?
El dueño del negocio sonrió, silbó y de la cucha salió Lady, que corrió por el corredor del negocio seguida por cinco pelotitas peludas. Un cachorrito quedó bastante rezagado. De inmediato, el chiquito distinguió que el cachorrito rengueaba y preguntó:
-¿Qué le pasa a ese perrito?
El dueño del negocio le explicó que el veterinario había examinado al cachorrito y había descubierto que tenía mal una articulación de la cadera. Siempre renguearía. Siempre sería rengo. El niñito se entusiasmó. –Ése es el cachorrito que quiero comprar.
-No, tú no quieres comprar ese perrito. Si realmente lo quieres, te lo daré –dijo el dueño del negocio.
El chiquito se enojó. Miró fijo al hombre y, señalándolo con el dedo, dijo:
-No quiero que me lo dé. Ese perrito vale tanto como los otros cachorros y le pagará el precio total. Mire, le daré los 2,37 ahora y 50 centavos por mes hasta terminar de pagarlo.
El dueño del negocio lo contradijo: -En realidad, tú no quieres comprar ese perrito. Nunca va a poder correr y jugar contigo como los demás cachorritos.
Al oír esto, el chiquito se agachó y se levantó el pantalón para revelar una pierna izquierda torcida e inválida apoyada en un aparato metálico. Miró al dueño del negocio y suavemente respondió: -Bueno, ¡yo tampoco corro muy bien, y el cachorrito va a necesitar alguien que lo entienda!

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