miércoles, 24 de diciembre de 2014

5 historias de navidad para recordar


Es lo único que deseo

RICK BRAGG
Debo de haber tenido unos nueve años de edad, y era demasiado serio y digno para sentarme sobre el regazo de Papá Noel en la tienda de departamentos Mason's, en Anniston, Alabama, pero lo suficientemente chico aún para pedirle -ipor favor, por favor, por favor!- un soldado G.I. Joe en la Navidad. 
-Ya estás muy grandecito para jugar con muñecos -me dijo Sam, mi hermano mayor, quien solía jactarse de que, el día que nació, se sacudió el polvo en la sala de partos y se fue a casa caminando.
-G.I. Joe no es un muñeco -repliqué, enojado.
-Sí lo es.
-iClaro que no!
En 1968, en el condado de Calhoun, Alabama, esa discusión se consideraba un diálogo intelectual. Estaba yo a punto de pellizcar a Sam cuando mi cansada madre me tomó del brazo para que me extasiara con la nieve artificial que caía sobre un ciervo que tenía limpiapipas en lugar de cuernos. Sam se acercó resueltamente a Papá Noel, como un adulto pequeño, para pedirle -me parece- una sierra eléctrica y algunos cartuchos para escopeta.
-¿crees que me lo traerá? -le pregunté a mi madre.
En aquel entonces ella lavaba ropa ajena y limpiaba casas cuando podía. La cercanía de la Navidad le causaba mucho temor: temor de que para sus tres hijos fuera un tiempo de enorme desilusión.
-No lo sé, hijo -contestó, mientras con la otra mano sujetaba a mi hermano menor, Mark, quien se asustó al ver a ese hombre extraño con traje rojo e intentaba huir a las montañas.
-Es lo único que deseo -dije, esperanzado.
No sabía yo que desear algo era como darle a mamá una patada en el vientre. Cuando escribo acerca de mi niñez y la Navidad me resulta difícil no sonar un poco como Dickens. No me refiero a que escriba tan bien, sino a que, cuando era niño, la Navidad era para mí como un sube y baja de tristeza y júbilo, tal vez la prueba más clara de la brecha entre pobres y ricos. Un G.I. Joe era un juguete caro, que costaba más de lo que mi madre a veces ganaba en un día; sin embargo, ahora que tengo más de 50 años y evoco aquellos tiempos, los desengaños se disipan en mi mente y surgen recuerdos de cosas que se parecen mucho a los milagros. Al día siguiente entré cabizbajo en la cocina de mi tía Juanita, quien era delgada y baja de estatura pero tan fuerte como un hombre. Me daba galletitas con crema de maní y pollo frito, aunque no en ese orden.
-¿Qué va a traerte Papá Noel, cariño? -me preguntó.
-Yo quería un G.I. Joe -repuse-, pero Sam me dijo que solo las niñas juegan con muñecos, y como no soy una niña, creo que ya no lo quiero.
Unos días después, vi una caja con mi nombre junto a su árbol navideño. La había envuelto con papel delgado, tanto que se podía ver a través de él: iera un G.I. Joe!, el vestido con uniforme de marinero, pero no me habría importado que llevara ropa de vendedor de seguros. Me pasé los días que faltaban para la Navidad con una extraña sensación de paz. Cuando abrí la caja, mi mamá fingió sorpresa. Papá Noel, dijo, seguramente se había aliado con mi tía Juanita. Adoro a mi tía Juanita por haber hecho eso. Amo a mi madre por hacer todo lo que podía, día tras día. Sé que la Navidad significa mucho más que todas esas cosas materiales, que incluso tal vez esté mal calificar esas cosas de milagros, por pequeños que sean. El milagro, creo, está en el corazón de esas dos mujeres.
Rick Bragg es autor de libros, entre ellos All Over but the Shoutin' y The Prince of Frogtown. En 1996 ganó el Premio Pulitzer en la categoría de reportajes.

El regalo de lo posible

ESMERALDA SANTIAGO
Aquel 24 de diciembre, las calles de Boston estaban repletas de turistas y residentes con abrigos de lana y ropa de franela. Compradores, vendedores y curiosos se arremolinaban junto a mí. En los comercios sonaban las canciones navideñas, y en las veredas, los músicos callejeros daban lo mejor de sí. Todo el mundo, al parecer, estaba acompañado de otra persona que sonreía o carcajeaba. Yo estaba sola. Como soy la mayor de los 11 hijos de una familia puertorriqueña y me crié con ellos en un atestado barrio de la Ciudad de Nueva York, había pasado gran parte de mi vida deseando la soledad. Ahora, convertida en una estudiante universitaria de 27 años de edad que estaba afrontando la ruptura de una relación amorosa que había durado siete años, por fin contemplaba lo que tanto había anhelado, pero no estaba muy segura de que me gustaba.
Había deseado con el alma estar sola, pero no en Navidad. Mi familia había regresado a Puerto Rico, mis amigos se habían ido a pasar las fiestas de fin de año en casa, y mis conocidos estaban muy ocupados en su propia vida. 
Empezaba a anochecer, y el inevitable regreso a mi departamento vacío me provocó tristeza. Las lucecitas que decoraban las vidrieras y las puertas me atraían, y deseaba que alguien saliera de un hogar y me invitara a entrar a una habitación confortable y tibia, con un árbol navideño primoroso, salpicado de nieve artificial y colocado sobre un pie de terciopelo cubierto de regalos. Me detuve en un pequeño supermercado, y me deprimí aún más al ver a la gente llenando sus canastos con cosas ricas. Los dátiles, los higos, las nueces y las avellanas me hicieron recordar los regalos que recibíamos de niños en la Navidad en Puerto Rico, porque los obsequios más preciados se reservaban para el Día de Reyes, el 6 de enero. Extrañaba a mi familia: sus fiestas ruidosas, los bailes, los tazones de arroz con porotos gandul, la piel crujiente y con sabor a ajo del cerdo asado, y las tortas de banana y yuca envueltas en hojas de plátano. Quería llorar por haber deseado estar sola y haberlo conseguido.
Frente a la iglesia habían colocado un nacimiento, con figuras de José y María junto al pesebre esperando la llegada del Niño Jesús. Me quedé contemplando la escena con otros transeúntes, algunos de los cuales se santiguaban y rezaban. Mientras me dirigía a casa, me di cuenta de que la historia del peregrinar de José y María de puerta en puerta en busca de posada se parecía mucho a mi propia historia. Haber dejado Puerto Rico seguía siendo una herida en mi alma, y aún luchaba por saber en quién me había convertido después de 15 años de vivir en los Estados Unidos. Había llorado mis pérdidas, pero por primera vez reconocí lo que había ganado. Era independiente, instruida, osada y tenía salud. Me quedaba una vida por delante, llena de posibilidades. A veces, el mejor regalo es el que nos damos nosotros mismos. Aquella Navidad me percaté de lo que había logrado hasta ese momento, y me di permiso de seguir adelante, sin temores. Es el mejor regalo que he recibido en mi vida, el que más valoro.
Esmeralda Santiago es autora de seis libros, entre ellos el exitoso relato "Cuando era puertorriqueña". El más reciente es la novela Conquistadora.

Dulzura compartida

TAYARI JONES
Cada 25 de diciembre mi madre espera que sus hijos estén presentes en casa, intercambien regalos y coman pavo. Y cuando se pone su suéter navideño, más vale que todos se animen. Como era natural, yo iba a ser la primera Jorres en rebelarse. Por ser la segunda de tres hermanos y artista, quería seguir mis propias reglas y adoptar tradiciones nuevas. Una biografía de Flannery O'Connor me dio la idea: pasaría la Navidad ien una colonia de artistas! Nadie se alegró con la noticia. Por la forma como se quejó mi mamá, parecía que iba a divorciarme de la familia. Pero me mantuve firme e hice planes para mi aventura de invierno en New Hampshire. 
La Colonia MacDowell era todo lo que podría yo haber deseado. En ella había 25 o 30 artistas, y era justo como la había imaginado. Me sentía como si fuera un personaje de una estrafalaria película independiente. Al llegar la Nochebuena, ya llevaba yo más de una semana en la colonia. Ver caer la nieve empezaba a aburrirme, pero no se lo habría confesado a nadie nunca. Todo el mundo se divertía de lo lindo. iPaseos en trineo y whisky! iCharlas sesudas frente a la chimenea! Todos felices menos yo. ¿Qué me pasaba? Era la fiesta decembrina de mis sueños: sin renos de plástico paciendo en el jardín de la casa, sin partidos de fútbol americano en la televisión y sin suéteres navideños a la vista. La gente allí ni siquiera decía "Navidad", sino "fiesta". El refinamiento más puro. Entonces, ¿por qué me sentía tan triste? Al final telefoneé a casa desde la sala común. Mi padre contestó, pero apenas oía su voz debido al intenso ruido de fondo de los artistas. Papá bajó el volumen del disco navideño de Stevie Wonder que estaba escuchando y me dijo que mi madre se había ido de compras con mis hermanos. Eso me enfureció: estaban pasando una Navidad estupenda sin mí. 
En la mañana de Navidad, aunque caía una fuerte nevada, apareció un paquete grande junto a la puerta de mi habitación. En él estaba anotado mi nombre con la preciosa letra manuscrita de mi mamá. Levanté el paquete como una niña de cinco años. Contenía un pastel relleno con betún rojo, mi favorito, envuelto con un montón de plástico de burbujas. La sencilla tarjeta que lo acompañaba decía: Feliz Navidad. Te queremos mucho. Mientras rebanaba el pastel, todos los artistas me rodearon: jóvenes, viejos, ateos y creyentes. Mamá había enviado un auténtico regalo hecho en casa, no un simple capricho de moda. Fue un pequeño milagro navideño que un pastel haya alcanzado para tantos. Lo comimos con las manos sobre servilletas de papel, para satisfacer un hambre de dulzura que, sin saberlo, todos sentíamos.
Tayari Jones es autora de tres novelas, la más reciente Silver Sparrow.

Se requiere un poco de ensamblaje

FLOYD SKLOOT
Mi hija Rebecca, de cinco años, sabía exactamente qué quería de regalo en la Navidad de 1977, así que me lo dijo. Aún quería el paraguas de plástico rosa y verde, con copa transparente, del que había hablado tanto: sería grandioso para ver cómo caía la lluvia sobre él. También quería libros, un camisón largo de franela y unas pantuflas mullidas. Todo eso estaba muy bien, pero, en realidad, sólo había una cosa que le importaba: una Casa de Ciudad de Barbie, con todos sus accesorios listos para armar. Saber eso me sorprendió. A ella no le gustaban las muñecas Barbie; prefería los animales de peluche, y no le llamaba la atención jugar en un ambiente estructurado. Rebecca siempre había sido una niña que establecía sus propias reglas, diseñaba su propio mundo y hacía las cosas a su manera. Pensé que el meollo del asunto tal vez no fuera la Barbie, sino la casa, un lugar que pudiera reclamar como suyo, pues nos habíamos mudado cinco veces a lo largo de su corta vida.
Al día siguiente, me detuve en el centro comercial. La enorme caja de la Casa de Ciudad de Barbie tenia dos letreros con exclamaciones: "¡Tres pisos de diversión con gran estilo! ¡El ascensor se detiene en todos los pisos!" Y uno que decía: "Se requiere un poco de ensamblaje" iAy no! Mi historial respecto a armar cosas era terrible. Nací en Brooklyn y me crié en edificios de apartamentos, con una familia que no construía nada. Unos años antes, me había tardado una semana en ensamblar un juego de jardín para niños; tenía tantas piezas, que me pasé las primeras cuatro horas clasificándolas y llorando, y las últimas dos horas tratando de averiguar por qué me sobraban tantas piezas.
Armé la casa de Barbie en la Nochebuena. Lograr que quedara nivelada, que no pareciera que las columnas se habían derretido y luego vuelto a congelar, y que el ascensor funcionara, fueron tareas que casi superaron mis fuerzas. Y hacerlo sin soltar palabrotas, en silencio para que mi hija no se despertara -si es que estaba durmiendo-, aumentó el reto. 
Cuando amaneció, había yo terminado. Al poco rato Rebecca entró en la sala, con su oso de peluche bajo el brazo, fingiendo asombro y viéndose tan cansada como lo estaba yo. Su sorpresa tal vez haya sido falsa, pero su alegría fue absolutamente genuina y me conmueve hasta el día de hoy, 34 años después. Mi hija me había alentado a hacer algo que no creía yo poder lograr. Era algo para ella y, como mucho de lo que significa el privilegio de ser padre, logró aflorar lo mejor de mí y me permitió disipar algunas dudas respecto a mis habilidades. Ahora que lo recuerdo, tal vez había verdadera sorpresa en su rostro al ver la Casa de Ciudad, no por el regalo en sí, sino porque estaba ensamblada y seguía en pie bajo la luz matutina. O bien pudo ser algo más sencillo: quizá se sorprendió porque había pensado armarla ella misma.
Floyd Skloot ha escrito 17libros, el más reciente de ellos una colección de cuentos: Cream of Kohlrabi El primer libro de su hija Rebecca, The Immortal Life of Henrietta Lacks, figuró en la lista de éxitos de la librería del The New York Times.

Una feliz y boba Navidad

JENNY ALLEN
Mi mejor Navidad fue el año en que tuvimos a Ken y a Barbie en la punta de nuestro árbol. Primero pusimos allí un ángel, y luego a los muñecos. Dejen que les cuente todo. Cuando mi hija, Halley, tenía cuatro años de edad, contraté a un bailarín de ballet, Randy, para que la cuidara algunas tardes por semana. Era alto, jovial y seguro de sí mismo, siempre con el pecho por delante, y aunque apenas tenía 27 años, era resuelto y de carácter firme. A lo largo de cuatro años, él y la niña recorrieron la Ciudad de Nueva York en busca de aventuras: escalar la escultura de Alicia en el País de las Maravillas en el Central Park, o sonreír a los pequeños y graciosos pingüinos en el zoológico. Tenían su propio mundo y sus propias pasiones: una devoción a los helados, a Elmo y a Pee-wee Herman. Randy organizaba las fiestas de cumpleaños de Halley a la perfección. 
Un año declaró que el tema era Peter Pan y le confeccionó a la niña un traje de Campanita, con cascabelitos en el dobladillo, y convenció a mi padre para que se presentara en la sala con un sombrero de pirata de ala ancha y un garfio falso en vez de mano. Randy también se encargaba de mis fiestas para adultos, y decidía mis atuendos, para lo cual buscaba y rebuscaba en las tiendas de segunda mano hasta encontrar el collar de piedras de fantasía que hiciera juego con el vestido que ya me había obligado a comprar. Cuando Halley tenía ocho años, Randy se marchó de Nueva York para dirigir una compañía de ballet sin grandes ambiciones en una pequeña ciudad de Colorado. Allí daba clases de baile, creaba coreografías y animaba a secretarias y vendedores de computadoras para que ejecutaran algunos pasos de ballet en el escenario. Halley lo echaba mucho de menos, al igual que toda la familia, pero Randy le llamaba por teléfono a menudo y le enviaba vestidos preciosos; cuando podía, nos visitaba en la Navidad. 
El año en que mi hija cumplió 10 de edad, di a luz a otra nifia. Ese mismo año le diagnosticaron sida a Randy. Sin el menor asomo de autocompasión. por teléfono me dijo que le quedaban unas cuantas células T y que había decidido llamarlas Hugo, Paco y Luis. Parecía una locura que viajara, que se arriesgara a que alguno de nosotros estornudara y lo hiciera enfermar de pulmmúa, pero él quería visitarnos, y lo hizo. Seguía siendo el Randy alegre y afectuoso de siempre. Aunque estaba terriblemente delgado, con los pómulos hundidos, los ojos le brillaban.
Se llevó a Halley a recorrer la ciudad una vez más, con su hermanita, Julie, sujeta a su pecho con un portabebés de tela. -Tenemos que hacer algo con este árbol -nos dijo Randy un día. A mí el árbol, con sus mofios rojos, me parecía bien, e incluso me enorgullecía un poco de que sus ramas brillaran con los adornos. Unos días después, la mafiana del 31 de diciembre, Randy reunió a toda la familia. Uevaba puesto el viejo sombrero de pirata, que sacó de una caja de disfraces, del cual colgaban serpentinas de colores y le caían como pelo hasta los hombros. Mientras lo observábamos -yo malhumorada al principio, pues me preguntaba hasta qué punto debíamos ser pacientes con un invitado moribundo, aunque lo amáramos como si fuera nuestro hermano-, quitó los adornos del árbol, y luego sacó más serpentinas y un montón de silbatos y botellitas de champán de plástico.
-Ahora lo convertiremos en un árbol de Afio Nuevo -anunció. iUn árbol de Afio Nuevo! iPor supuesto! Arrojamos las serpentinas al árbol, y atamos los silbatos y las botellitas en todas sus ramas.
-Y ahora, amigos míos, lel broche de oro! -exclamó Randy. Estirándose cuan largo era, hasta la punta del árbol, quitó el ángel dorado de papel maché y en su lugar colocó los muñecos de Halley: Ken, ataviado con esmoquin, y Barbie, con un vestido de gala esplendoroso. 
-IMiren ahí! -dijo, y esbozó una enorme sonrisa.
Era un árbol ridículo, pero maravilloso, feliz y perfecto. Randy vivió un año y medio más. Ninguno de nosotros superará su muerte, puedo jurarlo, pero cada Navidad brindamos por él, por su árbol, por su gran carácter y por la Navidad en que nos ensefió que la valentía es un hombre con un sombrero de pirata y bobas serpentinas como pelo.
Jenny Allen es autora de un libro de fábulas para adultos titulado The Long Chalkboard. ilustrado por su esposo, Jules Feiffer, y un monólogo suyo sobre el cáncer de ovario, I Got Sick Then 1 Got Better, se ha presentado en teatros, hospitales, universidades y conferencias sobre el cáncer en todo Estados Unidos.

lunes, 22 de diciembre de 2014

Feliz Inicio de semana!

Excelente inicio de semana! hoy es un día en el que vamos a provocar cambios en nuestras vidas, nada nos puede detener, lo único que puede detenerte es tu propia apatía de querer hacerlo...
Suerte y no mires atras, por que todos tus triunfos y derrotas ya quedaron en el pasado, las nuevas glorias se empiezan a escribir a partir de este momento!

domingo, 21 de diciembre de 2014

Los personajes de la navidad y tu personalidad.

La navidad es tiempo de alegría, amor y felicidad. En estas fechas aparecen las luces, los adornos y los personajes característicos de esta bella fecha. Tu personaje favorito de navidad podría revelar aspectos importantes de tu vida y tu personalidad.

Mira los personajes, elige inmediatamente tu personaje favorito y a continuación encuentra su significado!

1. Ángel de la navidad: Te caracterizas por ser una persona confiable, confidente y muy sensata, aunque también un poco inocente y tímida. Tu principal reto es tener más confianza en ti misma y en todos tus maravillosos talentos. Recuerda que solo cuando creas plenamente en ti y en todo lo que puedes lograr, el mundo también empezará a hacerlo. Así que ponte de pie, ve con amor pero con paso firme por la vida y alcanza todo aquello que quieres lograr.

2. Hombre de jengibre: Te caracterizas por ser una persona discreta, cooperativa, bondadosa y gentil, pero con un carácter fuerte, que hace que cuando te enojas pierdas fácilmente el control de tus acciones y palabras. Tu naturaleza es la bondad y el entendimiento, por esta razón, tu principal reto es mantener el control de tu vida y tus emociones. Recuerda siempre cuidar tus palabras, porque una vez dichas, sólo pueden ser perdonadas, no olvidadas.

3. Duende de navidad: Te caracterizas por ser una persona tolerante, honesta y directa, muy generosa y con un interés real en ayudar a los demás. Disfrutas la buena compañía y en algunos casos, tu tranquilidad y felicidad podría llegar a depender de otras personas. En este sentido, tu principal reto es aprender a reconocer que si quieres ser feliz al lado de alguien más, es fundamental que aprendas a ser feliz contigo mismo, sintiéndote una persona íntegra, independiente y con maravillosas virtudes y talentos. En ese momento podrás compartir tu felicidad con alguien tan feliz como tú.

4. Reno de navidad: Te caracterizas por ser una persona emprendedora, exigente consigo misma y con los demás y con metas muy claras de todo aquello que desea alcanzar en su vida. También podrías ser muy ansiosa y a pesar de trabajar con mucha constancia, te cuesta mucho liberarte del miedo respecto al futuro en algunas facetas de tu vida. Tu principal reto es incluir un poco más de alegría y entusiasmo en todo lo que haces, pues de esta manera recargarás tus días de valiosa energía y podrás seguir trabajando por materializar todos tus sueños.

5. Muñeco de nieve: Te caracterizas por ser una persona sensata, enérgica, con un gran interés por la aventura y las nuevas experiencias, eres muy puntual y valoras mucho que las personas también sean puntuales contigo; de lo contrario podrías llegar a impacientarte y afectar tu humor y estado de ánimo. Eres muy analítica y realista, y la mayor parte de tu tiempo evalúas la vida y las cosas en términos de bueno/malo por lo cual podrías llegar a experimentar un poco de miedo o ansiedad. Tu principal reto es aprender que en la vida hay miles de posibilidades. Flexibilizar tus puntos de vista te permitirá disfrutar de nuevas, más y mejores experiencias, de este modo enriquecerás y alegrarás tus días y tu vida.

6. Papá Noel: Las palabras que mejor te describen son trabajador, talentoso, muy leal a sus amigos y sus ideas, pero ante todo te caracterizas por tu capacidad de adaptarte a cada situación: puedes ser un niño divertido o un adulto serio y responsable según cada momento lo demande. Eres una persona práctica y tienes un gran talento para detectar nuevas y mejores maneras de hacer las cosas. Podrías llegar a ser un poco perezoso para la actividad física, y es justamente ahí donde está tu gran reto. Hacer un poco de deporte además de ser muy saludable, te mantendrá despierto, activo y feliz, por lo tanto mejorara tu estado de ánimo y la calidad de tu vida y de todo lo que haces.

martes, 16 de diciembre de 2014

Test de la sopa de letras

Este test es muy fácil de hacer, solo tienes que mirar y decir a simple vista las primeras palabras que has distinguido.

Según dicen en psicología, estas palabras esconden un significado que desvela cosas importantes de tu personalidad.

Aquí te ponemos algunas de las principales palabras y su significado oculto:

Soñador: Sabes más que nadie que nada se realizó sin que antes se hubiera imaginado, y por esta razón imaginas a cada momento la realidad que quieres para tu vida, recordando siempre que tienes en tu interior la fortaleza suficiente para conseguir todo aquello que deseas y trabajando con amor y valentía hasta lograr cada uno de tus propósitos.
Servicial: Eres una persona auténticamente servicial, muy afectuosa, generosa y considerada y por estas razones las personas se sienten atraídas hacia ti como abejas a la miel. Sin embargo debes ser consciente de la tendencia a involucrarte demasiado en la vida de los demás.
Alegre: Te caracterizas por ser una persona que asiste a la vida con curiosidad, optimismo y espíritu de aventura, como un niño en una tienda de caramelos que mira el mundo con ilusionada expectación por todas las cosas buenas que va a experimentar. Tu mente pasa con rapidez de una idea a la siguiente, lo cual te hace muy ocurrente y capaz de sintetizar información.
Pacifica: Eres una persona muy interesada en evitar todo tipo de conflictos. Por esta razón puedes llegar a ser muy cautelosa y generalmente apegada a los comportamientos rutinarios, predecibles y seguros. Tienes un especial talento mediando discusiones de manera justa e inteligente.
Capaz: Te destacas por ser una persona capaz y triunfadora en muchos aspectos de la vida. La gente suele admirarte por tu estilo y sus logros personales y sabes lo agradable que es desarrollarse y aportar al mundo tus capacidades.
Líder: Es muy probable que no te sientas del todo satisfecho con la realidad y sientas la necesidad de mejorar las cosas a tu alrededor. Buscas razones a todo lo que sucede y tienes la habilidad de explicar muy bien a los demás como deben ser las cosas. Es importante que pongas mucha atención al hábito poco saludable de trabajar compulsivamente.
Leal: Sueles invertir tu tiempo y su energía en todo aquello que consideres que te proporcionará seguridad y estabilidad y eres muy leal a tus amigos y fiel a tus creencias acerca del a vida y el mundo.
Creativa: Tienes una manera de ver el mundo y la vida que te permiten generar ideas frescas y muy útiles, ya sea que se trate del mundo laboral o personal. Las personas disfrutan mucho de tu compañía por tu humor y porque siempre tienes una historia asombrosa y divertida para contar.
Optimista: Eres una persona que reconoce que a veces las cosas no son como uno quisiera, pero siempre son como deben ser. Tienes la capacidad de ver el lado bueno de la vida y por esta razón las personas habitualmente disfrutan de tu presencia y suelen recurrir a ti para contagiarse de tu positivismo y alegría.
Valiente: Eres una persona que entendiste que es parte de la vida cometer errores, pero que lo realmente importante es ser valiente, aprender de ellos y seguir caminando; por eso avanzas siempre con paso firme y que crees en tus propias ideas, instinto y sensaciones.

lunes, 15 de diciembre de 2014

ARBOL DE LA ABUNDANCIA


Comparte este árbol de la prosperidad en tu  muro y en el de tus seres queridos para atraer prosperidad a tu vida y decreta:
“Yo te regalo este árbol de prosperidad para que prosperes en todo,  tu trabajo, estudios, negocio, salud, paz.. que florezcas en todo lo que buscas y deseas “
 El progresar no solo es económico sino espiritual y emocional , que todo lo bueno de la vida te venga multiplicado siete veces siete  y tengas mucha luz en tu corazón.  Comparte con cariño, fe y amor.
TE DESEO LLUVIA DE BENDICIONES A TU VIDA, HASTA QUE SOBREABUNDE

FELIZ INICIO DE SEMANA! ....TE DEJO UN PENSAMIENTO..

La vida decimos que pasa muy deprisa y es cierto, demasiado deprisa para que la dejemos ir sin aprovecharla suficientemente, pero ¿como sacarle el máximo provecho?

No estoy hablando de un plan mercantilista, de un estudio de marketing para planificar estratégicamente las diferentes posibilidades y evaluarlas en base a unos resultados. No. Hablo de ser feliz, de hacer feliz a los que nos rodean, de convertirnos en seres plenos, personas que van desarrollándolo que tiene dentro y al mismo tiempo van compartiendo todo ese potencial de conocimiento, sabiduría y amor, con todos aquellos con quienes se cruzan y con todos los que interaccionan de una u otra forma.

Y apara ello deberemos pensar que actividades son las que nos llevan por el camino correcto, con cuales nos sentimos llenos de amor y percibimos que los demás se sienten contentos de haber compartido con nosotros. Son pequeñas cosas que tiene un valor incalculable cuando miramos atrás.

Me gusta esta frase que os he traído y el texto que os dejo a continuación, porque ambos reflejan una realidad palpable que sabemos que es cierta pero que nos olvidamos a menudo de prestarle la atención que requiere.

NO DEJES IR LA VIDA EN COSAS INÚTILES
Reserva tiempo para REÍR,es la música del alma.Reserva tiempo para LEER,
es la base de la sabiduría.
Reserva tiempo para PENSAR,es la fuente del poder.Reserva tiempo para TRABAJAR,es el precio del éxito.Reserva tiempo para DIVERTIRTE,es el secreto de la juventud eterna.Reserva tiempo para SER AMIGO,es el camino de la felicidad.Reserva tiempo para SOÑAR,es el medio de encontrar tus objetivos.
Reserva tiempo para AMAR Y SER AMADO,es el privilegio de los seres humanos.Reserva tiempo para SER ÚTIL A LOS OTROS,esta vida es demasiado corta para que seamos egoístas.
- Anónimo -
 
Feliz inicio de semana!!!
 
Que la vida te sonría!
 
Un beso gigante!
 


miércoles, 10 de diciembre de 2014

Emmanuel un ejemplo de vida viviendo con epilepsia


Bueno, quiero compartir esta historia con todos ustedes en honor a mi hijo Emmanuel, quien ya es un angelito que está en el cielo al lado de nuestro padre celestial. Emmanuel fue un bebe que empezó a sufrir epilepsia cuando  tenía dos meses de edad. Nunca olvidaré ese lunes a las tres de la tarde cuando estábamos en la  y después de una convulsión el paró de respirar, yo corrí donde él y le di reanimación cardiopulmonar, apenas volvió en sí lo llevé al hospital y le hicieron exámenes pero  salió normal y dijeron que había sido una apnea del sueño.
Pero dos meses luego Emmanuel volvió a entrar en crisis convulsionando cada cuatro minutos. Esta vez corrieron mucho, le hicieron eeg, tac de cráneo, resonancia magnética y punción lumbar; estuvo en el hospital por una semana al borde de la muerte conectada monitores, con oxigeno y miles de cuidados....
Yo solo oraba y le pedía a Dios que le salvara la vida a mi bebe, apenas estuvo estabilizado después de una semana nos dijeron que Emmanuel tenía una enfermedad que no tenia cura llamada epilepsia, pero que se podía controlar con medicamentos, de ahora en adelante mi pequeño Emmanuel tendría que tomar medicina y hacer terapia para ayudarle en su desarrollo.
Así transcurrieron dos meses y Emmanuel no respondía como debía ser a los medicamentos y volvió a entrar en crisis teniendo que volver de nuevo al hospital, allí le cambiaron los medicamentos, pero para este entonces su cerebrito ya estaba muy afectado y empezó a fallar en otros aspectos de su salud, su desarrollo era nulo. Emmanuel había perdido la habilidad de voltearse por sí mismo, no se sentaba, no se paraba, para todo necesitaba mi completo soporte, y yo continuaba orando y pidiéndole a Dios que ayudara a mi hijo.
Así transcurrieron muchas hospitalizaciones, cambiando medicamentos, buscando opciones pero su situación empeoraba. Yo estaba desesperada, los médicos no me daban muchas esperanzas, ya cada vez que mi bebe entraba en crisis no solo requería medicina, sino que también necesitaba ser entubado y conectado a ventilador.
Emmanuel era un caso difícil porque los médicos sabían que tenía epilepsia, pero no sabían que tipo era, por lo tanto no podían operar. Finalmente tomamos la decisión de colocarle un dispositivo, parecido a un marcapasos pero que estimula el nervio vago llamado VNS y también le pusieron una gastrostomía por que para esta época ya había perdido la habilidad de comer por la boca debido a que sus convulsiones habían empeorado tanto que podía tener entre 800 y mil de ellas en un día. Pero esto no fue suficiente y mi ángel continuo convulsionando sin descanso, ahora vivía en el hospital y visitaba nuestra casa, hasta que los médicos me dijeron que ellos ya no sabían que mas hacer con él, que pensaban que la mejor opción era trasladarlo al The Children's Hospital of Philadelphia a dos horas de nuestro hogar para un nuevo tratamiento, y para ser visto por un epileptólogo especializado. En este hospital pasamos muchísimo tiempo de la vida de Emmanuel, allí le hicieron exámenes genéticos, lo sometieron a una dieta rigurosa llamada dieta cetogénica y lograron definir qué tipo de epilepsia tenía mi bebe;
El nombre de la epilepsia es epilepsia maligna migratoria. Esto significa que su cerebro estaba afectado en muchas partes y las convulsiones se presentaban en forma independiente en cada parte, este era un diagnostico desalentador, no hay cura, ni tratamiento que controle esta enfermedad.
Ellos hicieron todo por ayudar a mi bebe, pero lo único que nos quedaba era que Dios hiciera un milagro en él, aunque yo sabía que el milagro ya estaba hecho, su vida ya era un milagro. Él por medio de todo lo que había vivido nos había enseñado a todos lo que es amar la vida, nos había enseñado de valentía, de fuerza, nos había mostrado que su misión no era vivir una vida de salud, si no mostrarnos que vale la pena vivir y que si uno quiere puede lograr lo que quiere. Finalmente después de mucho luchar tomamos la decisión más difícil de nuestras vidas, entregarle la vida de nuestro hermoso Emmanuel a Dios, quien después de un mes y medio de tomar esta decisión lo tomo con Él y lo llevo a ser parte de su corte celestial.
Su vida fue inspiración para muchas personas, solo fueron dos años y ocho días pero nos enseñó demasiado y nos mostró que hay cosas hermosas por las que vale vivir.
Después de dos meses de su muerte recibí un correo del hospital donde él fue atendido durante los últimos seis meses de su vida, dándonos las gracias por permitir que Emmanuel entrara en etapa experimental, esto ayudó avanzar en el tratamiento de la epilepsia, para ayudar a otros que aun batallan contra esta enfermedad. Gracias por leer, y no se den por vencido, Dios siempre tiene un plan.
(Enviado por Diana , mamá de Emmanuel )

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